La Mosca negra


La mosca negra, un insecto de entre 3 y 6 milímetros, de la familia de los simúlidos, no pica, muerde. 

Aparece entre mayo y octubre y su mayor actividad se registra al atardecer, durante las primeras horas de la noche y al amanecer.
Su marca no se nota al principio, ya que segrega con su bocado un anestésico, un vasodilatador y un anticoagulante; pero el resultado es una picadura rojiza, sangrante y con una considerable inflamación de la zona. 
De estas sensaciones saben muy bien en la zona oriental de Aragón, en las vegas de los ríos Cinca, Alcanadre y el Bajo Ebro, donde la mosca negra ha proliferado en los últimos años. "No te pican, se te comen viva". Así de contundente se muestra María Sillué, vecina de Fraga, que reconoce haber sido atacada por la mosca negra en más de cinco ocasiones.
Los centros de salud de Torrejón de Ardoz atendieron a 1.800 personas el verano pasado por la mordedura del insecto.
Si a los mosquitos les gusta el agua estancada para poner sus huevos, la mosca negra prefiere el cauce en movimiento y rico en oxígeno, especialmente en zonas húmedas y con sombra.
Tampoco son nocturnas, como la mayoría de los mosquitos, sino que se alimentan de día de jugos vegetales, excepto las hembras que son hematófagas. Éstas pican, rasgando la piel con sus cortas mandíbulas y produciendo un fuerte dolor y picor.
Normalmente el número de simúlidos que atacan a la vez es muy numeroso llegando a provocar la muerte en animales, debido a la toxicidad de su saliva y al elevado número de picaduras.
Los humanos son atacados sobre la piel desnuda y pueden incluso picar a través de la ropa.
Por suerte, no acceden dentro de los edificios para alimentarse, pero pueden ser una pesadilla en paseos o actividades laborales en el exterior.

Ponen sus huevos, durante la primavera o a principios del verano, en la vegetación semisumergida, sobre las piedras cerca de la superfícies o incluso en objetos arrojados al río, que eclosionan en 3-7 días. Las larvas no nadan y permanecen adheridas a plantas, piedras u objetos, alimentándose de la materia orgánica suspendida en el agua.
El problema se ha agravado debido a que los insectívoros naturales se han ido reduciendo e incluso desapareciendo, como por ejemplo los murciélagos, los vencejos o las golondrinas.
En Torrejón, el problema se combate impidiendo que nazca la mosca, tal y como les asesoraron expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas(CSIC) en 2013. "Averiguamos que la mejor solución era cortar la espiga de agua para que no aniden", indica Carlos Bernal, director de Medio Ambiente en Torrejón de Ardoz.
La Comunidad apunta como una de las soluciones más eficaces aplicar biocidas. Previo a este tratamiento es conveniente realizar una vigilancia en las larvas para saber cuál es el mejor momento de empleo del producto.


El periódico de Aragón
higiene ambiental.com
El País




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